Tuve como compañeros de mesa a un Presidente y dos vocales que destacaron por su imparcialidad, honradez y sentido del honor. También compartieron mesa conmigo dos interventores del PSOE, Laura y José.
Pues bien, tras pensar un poco sobre el tema, creo que no me puedo callar el siguiente relato, por considerarlo denunciable.
La Ley Electoral prohibe taxativamente, que un interventor o apoderado influya en el sentido del voto de un elector, también nos dice que durante el día de la jornada electoral no se puede hacer campaña ni solicitar el voto de los electores, porque esto está tipificado en la LOREG (Ley orgánica del Régimen Electoral General) como delito electoral. No es de recibo arengar para encontrar votos favorables en los colegios electorales y en las mesas.
Tanto Laura como José, se pasaron casi todo el día de la jornada electoral haciendo su particular campaña política. Tocaron casi todos los temas y hasta de tiempos pasados. Hablaron desde el Plan Marshall, hasta la Ley de Dependencia, pasando por variados temas de interés social. Y todo, claro está, desde su particular punto de vista. Contrastando de forma muy llamativa con el respeto y el silencio que mantuvo un servidor hacia los miembros de la mesa electoral.
Era mi sana intención, unirme a los compañeros de mesa en una grata tertulia, la cual transcurrió no sin varias intervenciones desagradablemente politizadas, por parte de los interventores socialistas. Sirva como ejemplo que hablando de trabajo y comentando yo mismo una experiencia personal, la interventora Laura quiso poner el dedo en la llaga lanzandome, con toda intención maliciosa la pregunta: ¿y eres del PP?. Politizando así, una conversación trivial y carente de contenido político, hasta ese momento, y pretendiendo hacer responsable al Partido Popular. Hice caso omiso y me limité a sonreir, por respeto a los miembros de la mesa.
El día fue un contínuo, e incesante goteo de propaganda y demagogia socialista, por parte de Laura y José. Contrastando enormemente, como he dicho anteriormente, con mi respeto hacia los componentes de la mesa que no representan a ningún partido político (el presidente y los vocales), de los cuales se desconoce si votarán o cuál es su intención de voto.
En el momento que el señor José comenzó a criticar a las comunidades autónomas gobernadas por el PP, (según él) por su mala gestión en torno a la Ley de la Dependencia, el que os habla, a través de estas líneas, le llamó al orden. Esto le debió sentar fatal al señor José, porque respondió con gran enfado y violencia verbal diciendo que yo no era quién para hacerle callar. Basta decir que me limité a recordarle que ese no era ni el momento ni el lugar para hacer política, que eso se hace antes y después de las votaciones, pero no durante.
Haciendo de tripas corazón, volvió la normalidad a la mesa pasados unos angustiosos minutos, que se caracterizaron por el silencio total en la mesa.
No quería dejar pasar la oportunidad de dar un toque de atención a quien corresponda.
Así hace política el socialismo actual, intentando arañar votos hasta en el último momento, aunque sea ilegal y organizando grandes campañas de desprestigio contra sus adversarios políticos. Son los socialistas de siempre. No cambiarán nunca.
Pero creo que debo incluir que también hubo ataques y descalificaciones hacia la Iglesia católica. Concretamente, Laura se mofó y rió como una excéntrica cuando vio que en el diario deportivo Marca, que trajo un miembro de la mesa, había una caricatura de un personaje del mundo del fútbol representado como el Dios que pintó Miguel Ángel en los frescos de la Capilla Sixtina.
Faltaron tambien al respeto denominando escapulario a la tarjeta identificativa de interventor que portaban colgando del cuello, toda vez que tenían ocasión.
Recuerdo, para concluir, que se acercó a la mesa para votar un señor con sus cuatro hijas, votando los cinco en familia. Alguien de la mesa hizo un comentario libre de malicia aludiendo a que esta familia, por numerosa, iba a ser la que decidiese el resultado de la votación en nuestra mesa. Le faltó tiempo a Laura para decir: si este tiene que decidir la votación, vamos "apañaos", que es Guardia Civil. Y se quedó la señora más ancha que larga.
No quiero recordar nada más. Fue un verdadero suplicio compartir mesa con semejantes personajes (Laura y José).