jueves, 29 de enero de 2009

Se acabó la Lola... a Dios gracias.

La popular serie de televisión, ofrecida por Antena 3, ha llegado a su fin.

Una vez más los "lumbreras progres" han aprovechado una teleserie para hacer gala del laicismo que los caracteriza y atentar contra los valores morales cristianos.

Lola no llega a tiempo para casarse con Sergio en la iglesia, así que, al final, los protagonistas contraen matrimonio en la agencia de publicidad.

Lola Padilla (recordemos que es Lalo), la protagonista, interpretada por Marina Gatell, tras dejar esperando a Sergio (Octavi Pujades) en el Altar durante dos horas acude apurada a la agencia de publicidad donde trabajan ambos y aclara: "Tu y yo no necesitamos firmar ningún papel ni que nadie nos de el consentimiento para que podamos estar juntos". Y tras esta espeluznante frase deciden autocasarse allí mismo.

Es un fiel reflejo de lo que sucede en la España actual; la gente se casa po la Iglesia porque siempre se ha hecho así, por dar gusto a nuestros padres, la ceremonia es mucho más lucida, etc.
Y con esta forma de actuar se pierde el verdadero sentido del Santo Sacramento del Matrimonio, que es sobre todo un compromiso con tu pareja ante Dios como testigo, a la vez que es un compromiso con Dios mismo.

Pero en esta teleserie, finalizada gracias a Dios, como en numerosos casos, nos quieren hacer creer que el Matrimonio se reduce a la firma de un papel.

Desde aquí, invito a todos los miembros de la Iglesia que impidan las ceremonias religiosas cuando esté sobradamente demostrado que no hay Fe en los participantes de la misma.

lunes, 26 de enero de 2009

Los ateos creen en Dios.

Y digo yo....
Si los ateos no creen en Dios, ¿por qué hacen campaña contra Él?. O lo que es lo mismo......
¿Por qué hacen campaña contra algo en lo que "supuestamente" no creen?.

Yo no creo en los extraterrestres en platillos volantes ni en casas encantadas (por poner sólo dos ejemplos), pero no voy por ahí manifestándolo a bombo y platillo y pegando carteles en los autobuses.

Que se dejen de indirectas y lo digan claro: creemos en Dios, pero nos asusta.

No quiero pensar mal, y ver que en el fondo de esta campaña lo que en realidad se oculta es rencor, odio, celos y persecución al cristiano.

Si no creen en Dios, tampoco creerán en los dioses de las respectivas religiones que hay en el mundo, digo yo. Por consiguiente su campaña, para ser creíble, debería hacerse extensible a Allah y Jeovah, por lo menos. No voy a decir nada de la cantidad de religiones que no tienen dioses.

En resúmen, parece que analizando un poco la situación, lo que estos ateos intelectualoides quieren es, una persecución del cristianismo; puesto que no hay nada que parezca indicar lo contrario.

Probablemente...

Probablemente no tienes ni idea de lo que hablas.

Probablemente ETA vuelva a matar.
Probablemente Zapatero siga este año tan bobo como el anterior.
Probablemente la crisis siga en aumento y nos afecte a todos.
Probablemente siga habiendo guerras en el mundo.
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La probabilidad mide la frecuencia con la que se obtiene un resultado (o conjunto de resultados) al llevar a cabo un experimento aleatorio, del que se conocen todos los resultados posibles, bajo condiciones suficientemente estables.
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Desde el punto de vista epistemológico, los enunciados “creo en Dios” y “no creo en Dios” tienen el mismo valor lógico, y ambos pueden ser denominados prejuicios, o, en términos más propios, axiomas.
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Es improbable que Dios exista, pero también es improbable que no exista.

Probablemente la Fe sea sólo cuestión de Fe y no de probabilidad.
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Recibido e-mail de última hora:
Dios dice que SI existe y que la existencia de los ateos será pasajera.

jueves, 8 de enero de 2009

La Cruz en España.

En España siempre hemos identificado catolicismo con sentimiento nacional.

Fue Roma la que concibió la península como una unidad, la que implantó entre nosotros una lengua única; fue Roma la que creó una estructura administrativa y jurídica, y a través de Roma nos llegó la religión que muy pronto se convirtió en la seña de identidad de los hispanos: el cristianismo. Roma hizo Hispania; convirtió a los celtas, íberos, celtíberos y vascones en hispanorromanos. E Hispania dio a Roma emperadores, filósofos, guerreros, docentes. Gracias a aquella unidad, hoy podemos reconocer la historia de Roma como nuestra propia historia.

No tendríamos belenes en Navidad si no fuéramos un país de hondísima tradición católica. No tendríamos más de 1.400 años de catolicismo oficial si en el año 589 no se hubiera celebrado el III Concilio de Toledo. Y no se habría celebrado ese concilio si dos años antes no se hubiera convertido al catolicismo el rey de España, Recaredo, hijo pequeño de Leovigildo y su sucesor en el 586, un año después de la ejecución en Tarragona del primogénito Hermenegildo, que se había alzado en armas contra su padre y había provocado una cruenta guerra civil de casi un lustro.

Año 722. La mayor parte de España ha sido ocupada por la invasión mora. El viejo estado visigodo, corrompido por las luchas internas, se ha desplomado. La población española – hispanorromanos, godos o entreverados, que eran los españoles de entonces – sin dirección ni guía, se somete apenas con ninguna resistencia. Algunos se niegan a claudicar, más por pura rebeldía personal que por otra cosa. Entre esos rebeldes, unos pocos hacerse fuertes en las inexpugnables montañas de Asturias. Uno de ellos, un guerrero llamado Pelayo, es aclamado como rey. Los moros mandan allá sus tropas. La superioridad musulmana es aplastante. Pero los cristianos tienen a su favor el terreno y la determinación de vencer o morir en el intento. Se refugian en una cueva consagrada a la Virgen María. En un desfiladero bajo el monte Auseba, los cristianos logran atrapar a las tropas moras. Por primera vez en once años, desde la batalla de Guadalete, los moros sufren un revés militar. Ese revés pasará a la historia como la batalla de Covadonga. Con ella comienza lo que luego se llamará Reconquista.


Cuenta la tradición que antes de la batalla se le apareció en el cielo a Pelayo una cruz roja brillante y don Pelayo construyó en su vista una cruz con dos palos de roble y la enarboló por estandarte durante la batalla.
Otros dicen Que, como el rojo pendón de los godos hubiese desaparecido en el Guadalete, un ermitaño de vida ejemplar, que habitaba la Cueva de Santa María, puso en manos de Pelayo una cruz de roble, diciéndole: " He aquí la señal de la victoria." Sea cierta una cosa u otra; el hecho es que Pelayo tomó la cruz por enseña en la batalla contra los moros, y dicha cruz de roble fue luego recogida por su hijo Favila y guardada en la iglesia dedicada a la Santa Cruz, que en memoria de la batalla ganada por su padre mandó edificar en Cangas de Onís.
Más tarde dicha cruz de roble fue llevada por Alfonso III el Magno a su castillo de Gauzón (hoy Gozón) cerca de Avilés, y la mandó cubrir de oro y piedras preciosas, conservándose en la actualidad tan inestimable joya en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, con el nombre de Cruz de la Victoria.


España ha sido el único país conquistado por el Islam medieval que pudo dar la vuelta a la situación y recobrar su independencia. Por eso la Reconquista es una gran hazaña religiosa, política y militar, uno de los tres grandes hitos de la gesta nacional española, junto con el descubrimiento de América y el mantenimiento del Imperio.
La Reconquista fue, sobre todo, obra del pueblo, de la gente común, de campesinos libres, muchas veces campesinos-soldados, que acudían con sus familias y su ganado rumbo al sur, repoblando, colonizando tierras. Eso fue sin duda una gran gesta; una gesta de los españoles no sólo con la espada, sino, sobre todo, con el arado.
En el valle del Duero se ha creado un desierto humano, tierra de nadie, que separa a los asturianos de los musulmanes. Pero el desierto no lo será por mucho tiempo. Cientos, miles de familias están deseando lanzarse a la aventura de la repoblación. Y, por otro lado, las élites de los reinos cristianos, tanto nobles como clérigos, han adoptado por misión precisamente esa: reconquistar lo perdido.
¿Qué movía a esa gente? ¿Cuál fue el motor de esta primera etapa, esencial, de la Reconquista? Primero una voluntad política: los reinos del norte de España han tomado plena conciencia de que tienen una misión, y esa misión es repoblar las tierras que antes fueron cristianas. Junto a esa voluntad política, es fundamental entender que hay también un fuerte espíritu religioso: son tierras que el cristianismo ha perdido, que el Islam ha ganado y que han de volver a la Cruz; puede decirse con toda propiedad que la reconquista es nuestra cruzada, y como tal se vivirá no sólo en las Iglesias, sino también en los palacios y en los pueblos.
La Reconquista comenzó así: gentes libres y valientes, campesinos y soldados y monjes, que ganaron nuevas tierras como en suerte de misión, porque sentían, de uno u otro modo, que España se había perdido y había que recuperarla.

Hubo un momento hace mil años, en que España construyó una de las columnas vertebrales de Europa. Esa columna vertebral fue el Camino de Santiago. La peregrinación a la tumba del Apóstol que, según la tradición, evangelizó España.

Ronda el año 814, en el paraje del Libredón, perteneciente a la primitiva diócesis de Iria Flavia, habita, aislado del mundo, un ermitaño llamado Pelayo. Una noche Pelayo ve sobre el cielo algo prodigioso: un intenso resplandor se ha posado en un punto concreto del bosque; luces cegadoras brillan en los árboles y canciones de ángeles surgen de la espesura. Todos los feligreses de la antigua iglesia de San Félix de Solobio, al pie del bosque, han visto lo mismo. Impresionado, Pelayo acude al obispo de Iria, Teodomiro, y le cuenta el prodigio. Teodomiro, intrigado va al bosque de Libredón, investiga entre la maleza, descubre un viejo cementerio y, en él, un sepulcro, un túmulo funerario. Con la tradición en la mano, Teodomiro no duda: aquellos misteriosos fenómenos obedecen a que en este lugar se halla el Arca Marmárea, el lugar donde fue enterrado el Apóstol Santiago junto a sus discípulos Teodoro y Anastasio. El Papa León III avalará el hallazgo.
Teodomiro corre a ver a Alfonso II el Casto, rey de Asturias, quién percibe inmediatamente la importancia del hallazgo y acude en persona a comprobarlo. Es el primer peregrino. Sobre el mismo campo donde se han encontrado los restos, ordena que se eleve una iglesia. Será el primer templo de Santiago: una iglesia de estilo asturiano, típica del siglo IX, pequeña y un tanto rústica, pero que enseguida alcanzará enorme importancia como centro de peregrinación. El obispo Teodomiro abandona Iria Flavia, instala en Compostela su sede episcopal y aquí residirá hasta su muerte.
Esta es la época en la que aparece la figura de Santiago como refuerzo legendario de las tropas cristianas. En 844, Ramiro II de Asturias hace frente a los moros en Clavijo, La Rioja. La aparición del Apóstol, a caballo, decide la batalla.

Santiago se convierte en el epicentro de la cristiandad. En el año 899, otro rey asturiano, Alfonso III el Magno, consagra a Santiago una nueva catedral, en el mismo emplazamiento que la anterior, pero más grande y rica.
El Islam no ignora la gran importancia religiosa y cultural de Santiago, y así el sanguinario caudillo moro Almanzor, en el año 977, organiza una expedición para arrasar la capital jacobea. Destruyó la catedral y se llevó las campanas (las devolverá dos siglos después Fernando III el Santo), pero dejó la tumba, de modo que el culto al apóstol siguió adelante. Y un siglo después, en 1073, con el obispo Peláez, comienza la construcción del tercer templo, que es el que hoy conocemos: una auténtica joya monumental.


El Cid Campeador. Es de señalar su contribución a la Reconquista: detuvo a los almorávides y sembró en Levante la semilla del retorno a la cristiandad. Además es un héroe para todos los españoles: siendo él castellano, casó con una asturiana y sus hijas casarán a su vez con navarros y catalanes.

Las Navas de Tolosa. Año 1212, durante la Reconquista. Allí, en el norte de la provincia de Jaén, se frustró el último intento islámico por recobrar el terreno perdido en la península. Es ya toda España la que está ahí, junta, por encima de querellas entre reyes y patricios. España no sólo está junta, sino que además está sola: casi todos los cruzados europeos que habían venido a echar una mano han abandonado el campo. Y es esa España junta y sola la que derrota al mayor ejército musulmán que había aparecido hasta entonces en Europa.


Los Reyes Católicos. Isabel I de Castilla y Fernando I de Aragón. Se les conoce como los Reyes Católicos, título que le otorgó a Fernando el Papa Alejandro VI en 1496, por su lucha contra el rey francés en Italia. Ese título se hizo extensivo a la reina Isabel. Con ellos concluye la Reconquista, se unifican los reinos y toma España su definitiva configuración interior. También adquiere España su ulterior perfil histórico, con el descubrimiento de América y la defensa del orbe católico. Con ellos se afianza el poder de la Corona sobre los nobles, se normaliza el uso de la lengua castellana y se asienta el imperativo de la unificación religiosa. España es como es por los Reyes Católicos.


El descubrimiento de América. Fue el 12 de octubre, la fecha más importante de la historia de España. Porque el descubrimiento, conquista y evangelización de América es lo más importante que los españoles hemos hecho, la mayor aportación de España a la historia universal. El nacimiento de un mundo nuevo que iba a hablar y a rezar en español.
Los españoles inventan en América una nueva forma de colonización. El sistema era muy parecido al que desplegó Roma en la fase alta del Imperio, pero con la crucial salvedad de que se prohibió la esclavización de las poblaciones autóctonas, en consonancia con el carácter evangelizador y religioso que tuvo la conquista desde el primer momento. En la América española no habrá una política de exterminio de los nativos, como sí harían los ingleses en su parte del continente, ni los nuevos dominadores organizarán un gigantesco comercio de esclavos, como sí hicieron los árabes en el África negra. Las Indias nunca fueron colonias: fueron España.
La cruz fue el emblema de una civilización que crearía un mundo nuevo.
En 1534 se funda la Universidad de México, en 1551, la Universidad Pontificia y hacia 1536 se instaló la primera imprenta del continente.
En 1551 se crea la Universidad de San Marcos en Lima, en 1568 surge la primera biblioteca – la del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús - , en 1584 se instala la primera imprenta.
Una pieza fundamental de la ordenación del territorio fueron los misioneros, no sólo por los establecimientos que fundaron y por la labor unificadora de la evangelización, sino también por su esfuerzo en aprender las innumerables lenguas indígenas: mosca, chibcha, achagua, zeona, páez, betoyés, sarura, sáliva. Entre los siglos XVI y XVIII una legión de dominicos, franciscanos, jesuitas, capuchinos y agustinos traduce las Escrituras a esas lenguas y elabora vocabularios. Gracias a ese trabajo será posible establecer centros permanentes, las “Doctrinas”, donde se fija la población y empieza a organizarse la vida.
En torno a ese trabajo meticuloso surgirán escuelas misionales y, con ellas, núcleos estables de población que se incorporan a las ciudades creadas por los conquistadores.

Carlos V. Durante la conquista de América, en 1551, se promulgan las Reales Cédulas por las que se fundan las Universidades de México y de Lima, a cargo principalmente de obispos, clérigos y religiosos. El colegio de Tlatelolco, de franciscanos, es el primero que se crea en Nueva España; los agustinos levantan otro en Tiripitío y Vasco de Quiroga, tata Vasco, uno más para formación de clérigos en Pátzcuaro de Michoacán.



La batalla de Lepanto. Fue el 7 de octubre de 1571. La conocemos porque allí Cervantes quedó inútil de una mano. También es recordada como una de las grandes glorias de la Armada española. Pero Lepanto fue, sobre todo, un acontecimiento decisivo para la cristiandad y para Europa, que detuvo la amenaza del Imperio otomano. Fue, como dijo Cervantes, “la más alta ocasión que vieron los siglos”.

Año 1571. En España reina Felipe II y España reina en el mundo, desde el Mediterráneo hasta las islas Filipinas. Pero en oriente, precisamente al otro lado del Mediterráneo, la potencia turca es un enemigo formidable. Los turcos, el Imperio otomano, son los herederos históricos del califato islámico, el mismo Islam que dominó España durante siglos. Ahora los otomanos han llevado su dominio hasta las mismas puertas de Viena. Desde que cayó Bizancio, más de un siglo atrás, los turcos se han ido adueñando de los Balcanes, controlan el Mediterráneo oriental y, además, comienzan a amenazar al propio poderío español. Numerosas flotillas de piratas – los piratas berberiscos – hostigan las rutas marítimas junto a las costas españolas e italianas. Venecianos y genoveses están en apuros. El Papa Pío V teme una invasión de piratas berberiscos en el sur de Italia. Y el sur de Italia, en ese momento, es suelo español.

En nuestro país comenzó a extenderse un temor insistente: que los turcos, apoyados en los piratas berberiscos y contando con la ayuda de los moriscos que aún quedaban en España, intentaran una invasión. Peligraba no sólo el poder de España, sino el conjunto de la cristiandad.

Felipe II y el Papa intentan organizar una gran flota para combatir al Turco. Nunca se había visto una potencia semejante en el mar, pero la armada turca era mayor todavía.

Hasta entonces, la mecánica habitual del combate en el mar consistía en embestir al enemigo con el espolón de proa y abordarlo después. Pero las galeras turcas eran más y estaban mejor armadas, de modo que la flota cristiana se encontraba en inferioridad tanto en potencia de fuego como en número de unidades de abordaje. Así que a uno de los nuestros, García de Toledo, se le ocurrió que recortando los espolones podría instalarse más artillería en la proa y aumentar el fuego directo contra el enemigo justo antes del abordaje, barriendo la cubierta y reduciendo la resistencia del rival. La idea funcionó de maravilla. El mismo García de Toledo fue quien sugirió dar la batalla lo más cerca posible de la costa griega, junto a las bases turcas, para reducir la capacidad de maniobra del enemigo.

Hay que imaginar el aspecto que podían ofrecer todos aquellos barcos escupiendo fuego; no sólo el fuego de los cañones, sino también el de los arcabuces, porque don Juan de Austria había mandado repartir a su cuantiosa infantería, el Tercio del Mar, por todas y cada una de las galeras cristianas, españolas y aliadas, de manera que no había barco que no tuviera una buena porción de infantes disparando sobre el contrario.La batalla duró en total cinco horas. En pleno combate, don Juan de Austria, para paliar la inferioridad numérica, mandó soltar a los galeotes – los remeros que movían las galeras, generalmente penados – y les ofreció la libertad si se sumaban al asalto. Ni qué decir tiene que lo hicieron.

El mismo día, don Juan de Austria enviaba al rey Felipe una carta que comenzaba así:

Vuestra Majestad debe mandar se den por todas partes infinitas gracias a nuestro Señor por la victoria tan grande y señalada que ha servido conceder en su armada….

Bibliografía
Este texto está sacado íntegramente del libro “La gesta española” de José Javier Esparza, excepto lo escrito sobre Recaredo, que pertenece a Federico Jiménez Losantos.


En la historia más reciente de España:

En 1906, el político republicano Alejandro Lerroux, líder que fue de un partido llamado no por casualidad Radical, publicó la siguiente arenga: «Jóvenes bárbaros de hoy, entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura; destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a la categoría de madres para civilizar la especie».

El Sol, 14 de octubre de 1931. El Ministro de la Guerra, Azaña, afirma en la Cámara: «España ha dejado de ser católica. El problema político consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica del pueblo español».

Madrid, 11 de enero de 1932, el convento jesuita de la calle de la Flor está ardiendo. Maura pide permiso para sacar a la Guardia Civil a repartir leches. Y, en ese momento, un ministro (eso es lo que dice Maura en el Parlamento; pero hoy sabemos que ese ministro fue Azaña) pronuncia la famosa frase: «todos los conventos de España no valen la vida de un republicano; si sale la Guardia Civil, yo dimito».
http://ricardo-eraseunavezespana.blogspot.com/2008/07/todos-los-conventos-de-espaa-no-valen.html




Desgraciadamente pasó lo inevitable. Los Socialistas, Anarquistas, Comunistas y demás basura de izquierda hicieron frente común, el Frente Popular, con el objetivo de exterminar a los católicos de España y sublevarse contra la legalidad de la República.
Entonces una gran parte de la España católica decidió alzarse contra los asesinos de la República y dio comienzo la Guerra Civil española.
La lucha por la existencia que va a emprender España será legítima y Santa. A su lado está lafuerza incorruptible del pensamiento civilizador y cristiano, para confortarle en la vacilación si la hubiera.http://www.1936-1939.com/?p=441

Se trató, pues, de otra cruzada, en la que los partidarios del bando Nacional luchaban y morían por Dios y por España.

Una vez victorioso el bando Nacional, el Vaticano fue el primero en reconocer la legitimidad del nuevo régimen.


Da la sensación de que no aprendemos de nuestros errores. Pero cuando todo parece estar perdido............siempre hay un don Pelayo esperando para salir al rescate.