viernes, 4 de julio de 2008

Decadencia del cine español.


No es una película española si en alguna escena no sale alguna teta. Véase la de “Tirante el Blanco”, en que las escenas de batalla y acción se han rodado en una cama.
Otra cosa que sale mucho en las películas españolas es la Guerra Civil. ¿Hay algún cine que haya hablado tanto del mismo tema? Vale sí, el cine de Hollywood con el Western, Vietnam y la Segunda Guerra Mundial. Pero es que aquí es un tema recurrente cada dos por tres, y tantas veces lo mismo ya cansa.
Además, se hace mucha comedia en este país, películas de cachondeo y con pocas pretensiones. Y pocas son divertidas, pero creo que se hacen ese tipo de películas por lo encasillados que están los actores. Los actores españoles, muchos de ellos, han trabajado en series, y las series o son de humor, o fracasan.
Los actores tienen poca credibilidad como actores de acción. Yo veo una película de policías y de investigación y me ponen al Jorge Sanz y la verdad, no me lo creo.
El cine español, aunque nos pese, sigue anclado, en muchas películas, en los topicazos de siempre.
El estallido de la Guerra Civil española, implicó el rápido enrolamiento de los cineastas en ambos bandos del conflicto. De esta manera se produjo un cine “Nacional”, y otro “Republicano”. La más pronta y espontánea respuesta cinematográfica a la encabezada por Franco provino de la central anarcosindicalista CNT (Confederación Nacional del Trabajo), la fuerza sindical más importante de España. En 1930 se fundó, el SUEP (Sindicato Único de Espectáculos Públicos), afiliado a la CNT, lo cual permitió tener a los anarquistas una fuerte injerencia en el mundo del espectáculo. Ello se traduciría en el control de la producción de teatro, cine, ópera y music hall por parte de los trabajadores, artistas y técnicos, primero en Cataluña y luego en otros lugares de España. De esta manera fueron realizadas alrededor de un centenar de películas durante los años del conflicto, tanto de propaganda como de ficción. Así como en unas se expresa el punto de vista republicano en la guerra, en otras se hallan plasmados los valores revolucionarios del movimiento anarquista.
Con la dictadura, parece que todos se volvieron simpatizantes del Movimiento, y muy mal les tuvo que haber tratado Franco, pese a la fama y la fortuna que amasaron, que a partir de los años 60, una vez perdidos los rasgos represivos de la posguerra: ¡entonces, en plena liberalización del régimen, numerosos intelectuales le mostraron hostilidad!
Eso sí, simpatizando siempre con tiranías de verdad, sin resquicios liberalizantes, como la de Castro.

O bien el franquismo fue extraordinariamente liberal con los intelectuales disconformes o bien a éstos no les importó colaborar con el régimen. En realidad hubo de las dos cosas.

Explíquenme, si no, cómo pudieron sobrevivir al régimen, personajes como Fernando Fernán Gómez, Emilio Gutierrez Caba, y tantos otros, obligados al tormento de protagonizar obras de teatro y televisión, condenados a hacer cine, a una popularidad obscena y vejatoria y, última humillación y escarnio, forzados a aceptar premios artísticos y cobrar sumas cuantiosas por su trabajo. Estos personajes que tuvieron que tragar con los aumentos insoportablemente rápidos de su nivel de consumo, la degradación y la explotación capitalista; cuando se extendía frenéticamente la enseñanza superior y no superior, y, para hacer más intolerable tanta miseria y oscuridad, se machacaba a los españoles con un aumento de sus expectativas de vida que, en toda Europa, sólo quedaban por debajo de las de Suecia.

Ahora el cine, el teatro, la televisión y demás medios de comunicación, están en manos de gentuza como esta. Nos corresponde a nosotros contar la verdad para que no manipulen al resto de la sociedad impasiva.

Gracias a Pío Moa, de quien me he tomado la libertad de hacer mías unas frases suyas, y por abrirme los ojos una vez más.

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